miércoles, 22 de julio de 2009

Fibra vegetal para cordaje

Una de las opciones que nos ofrece la naturaleza para confeccionar cuerdas es la de las fibras vegetales. Las hojas de pita nos ofrece una excelente fibra para producir cordajes de muy buena calidad que se han estado usando hasta nuestros días.



Ya había sacado fibra de estas hojas, pero siguiendo los métodos que me interesan y siguiendo la línea del blog, quería hacerlo con métodos primitivos, osea, sin usar más que lo que nos proporciona la naturaleza en estado puro.



Lo que hago es cortar la punta de la hoja y los bordes espinosos con una lasca de silex para, con la misma, ir retirando a continuación el exterior carnoso hasta que las fibras empiezan a aflorar. Después voy sacando los grupos de fibra, tratando que se conserven lo más largos posibles.



El proceso puede resultar laborioso, pero es muy satisfactorio. Las fibras van saliendo con más o menos facilidad. Es importante ahora tratar de deshacerse de toda la parte carnosa pegada a las fibras, pues de lo contrario se pudrirían, raduciendo la calidad de nuestra futura cuerda...


...para ello, utilizo el corte hecho en el extremo de una caña para pasar la fibra entre los dos lados, así, hacemos que la parte carnosa quede a un lado obteniendo una fibra bastante limpia.




Solo queda dejarla secar al sol y ya tenemos material para crear los cordajes que queramos.









sábado, 18 de julio de 2009

El día que salvé a una tortuga

Conducía por el carril polvoriento que me lleva hasta la orilla del río, no muy lejos de casa. Me gusta ir hasta allí, a buscar alguna piedra, algún trozo de madera o a practicar alguna técnica. El calor empezaba a hacerse insoportable, pues en esta zona, he de conducir con los cristales subidas ya que los cañaberales que bordean el camino amenazan con introducirse por las ventanillas y no funciona el aire acondicionado de mi coche. Llegando al lugar que suelo ir, aparqué en un pequeño rellano libre de cañas junto al camino. Y cuando quitaba las llaves del contacto, algo llamó mi atención. Lo que a lo lejos parecía una piedra en medio del carril, se movía. Me fijé mejor y me dí cuenta de que era una tortuga que marchaba por mitad del camino. Me apresuré para alcanzarla antes de que decidiera perderse por entre la vegetación. Quería verla de cerca.


Me gustan las tortugas, especialmente las autóctonas, y esta era de un buen tamaño. Creo que no veía una así desde que era niño. Mientras me acercaba, ilusionado por echarle un vistazo de cerca y aún a unos cuantos metros de ella, un coche surgió como de la nada. El tipo conducía un poco deprisa para ser un carril de tierra tan estrecho. Me eché a correr en su dirección agitando mis brazos para alertarle. Ví al tipo mirarme y mirar la tortuga. Por un instante pensé que la aplastaría, que no tendría tiempo de frenar. En el último instante, el conductor dió un volantazo y el coche pasó por encima del reptil, sin que ninguna de sus ruedas lo pisara. Nunca sabrá la suerte que tuvo ese día.

La dejé junto al agua y esperé que se confiara y saliera de su caparazón buscando la seguridad del agua, alejada del carril, con la intención de fotografiarla.
Tímidamente fué sacando la cabeza, las patas y se echó a nadar, alejándose de la orilla y de mí.

Ojalá tenga muchas más ocasiones de hacer mejores fotos en encuentros similares.



jueves, 16 de julio de 2009

El fuego y la evolución

Mientras estoy de baja pasando calor en cama, he estado echándole un vistazo a este libro, y estas líneas, entre otras, me han llamado la atención. Me gustaría compartirlas aquí, pues me parece interesante, ya que se comentan algunos aspectos del uso del fuego como elemento decisivo en nuestra evolución como especie.


"...el fuego se nos presenta como una auténtica adquisición de ilimitado alcance, teniendo en cuenta que la que podríamos llamar "digestión externa" de los alimentos tratados por el fuego aligera el trabajo del aparato digestivo humano; a diferencia de cualquier otro animal carnívoro, que se sume en un pesado sopor digestivo tras engullir su presa. El H. Erectus, auténtico Prometeo y amo del fuego, tendrá ya posibilidades de mantenerse activo y alerta tras la pitanza, al liberar el fuego su vigilia y, por otra parte, dando seguridad a su sueño en un abrigo sedentario, creando el hogar , lugar de protección y refugio de las bandas de cazadores y familias. Detrás del vivac, el hombre podrá dormir a pierna suelta a diferencia del resto de los animales que habrán de descansar en un estado de alerta. Ello, como ha señalado E. Morin, posiblemente haya favorecido incluso el nacimiento e incremento de la vida onírica.


Por otro lado, es indudable que el asado y la cocción pueden favorecer nuevos cambios genéticos hominizantes, tendiendo a reducir la mandíbula y la dentición, así como la liberación de la caja craneal de parte de sus tareas mecánicas, lo que favorecerá la eclosión de un mayor volumen cerebral y completando así el posible trinomio mano-herramienta-cerebro, y a la vez la adquisición de determinados hábitos en relación a horarios de dietas, formas de elaboración de los alimentos, etc...haciendo que muchas veces pueda utilizar ya el hogar, como lugar ideal donde consumir los alimentos junto a su familia, imponiendo nuevas formas de relación social (el comensalismo). En realidad, y desde entonces, el comer no resultará en modo alguno tan sencillo como parece, pues estará sujeto a una serie de patrones de conducta (...)



(...)El control del fuego dará asimismo al hombre cierta superioridad sobre el resto del mundo viviente, al permitirle enfrentarse eficazmente contra los rigores climáticos y poder iluminarse en sus refugios. Aparte, le permitá poner en ejecución determinadas técnicas sobre la madera tratada con el fuego, más fácil de trabajar en sus zonas superficiales y que adquiere particular dureza en su contextura. Así, partiendo de una gran rama o vara tratada en una de sus extremidades por el fuego, ya el hombre em el Pleistoceno Medio pudo inventar o fabricar la pica o jabalina (...) contando así ya, a la hora de emprender sus grandes aventuras de caza, con la primer gran arma ofensiva arrojadiza prolongación de su brazo. El mismo fuego le dará ocasión de endurecer la extremidad del llamado bastón de cavar, útil inventado para remover la tierra no sólo para buscar sabandijas , larvas y raíces comestibles que pudieron constituir asimismo su dieta, sino también para excavar las primeras trampas de fosa (...)"
Extraido del libro: "La caza en la prehistoria (Asturias, Cantabria, Euskal-Herria)". José M. Gómez-Tabanera. Ediciones Itsmo.



martes, 14 de julio de 2009

Cristalino

Río Genal (Serranía de Ronda), un sitio perfecto para combatir el calor estival. Aguas límpias en un paraje precioso.

Fuego por fricción con arco

Quería intentar hacer fuego por este método, pero esta vez quería hacerlo sólo con materiales naturales. Días antes había estado probando con diferentes cordajes vegetales y me decidí a usar un trenzado con fibra de pita, que parecía lo suficientemente resistente como para aguantar la tensión y rozamiento al hacer girar el taladro.


Afortunadamente la trenza aguantó justo lo necesario hasta obtener algo de brasa. Tendré que probar con otro grosor al hacer el próximo trenzado... La madera utilizada en esta ocasión fué álamo (chopo) tanto para el taladro como para la base.